Cualquier cocinero que se precie sueña con poseer el mismo talento que el mayor genio culinario de Francia, Luois Boyer, pero sólo alguien tan atrevido como Loren Collins podría soñar con compartir fogones con él. En principio su sueño tiene todos los puntos para seguir siendo sólo eso: un sueño. Primero porque no ha estudiado en ninguna escuela “fina” de cocina; segundo porque trabaja para el ejército de los EE. UU.; tercero porque proviene de una familia que se dedica al negocio de las pizzas y, por último, simplemente porque es ciudadano americano. Pero tras una disputa con un oficial del ejército, Loren decide llevar a cabo su sueño y, sin un franco en el bolsillo, parte hacia Francia.
Cuando uno tiene un sueño... tiene que intentar hacer todo lo que pueda por conseguirlo.
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